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Charitos | Foto: Marcelo Mascareño para Rewilding Chile
Gracias a la red colaborativa entre la Estancia Baño Nuevo, la organización Reserva Quimán y Fundación Rewilding Chile, un grupo de ñandúes silvestres recién nacidos ayudarán a revertir la extinción local de la especie en el Parque Nacional Patagonia.
Charitos | Foto: Marcelo Mascareño para Rewilding Chile
Tras el aviso de un nido con huevos de ñandú abandonados en la Estancia Baño Nuevo, Región de Aysén, el equipo de Vida Silvestre de Rewilding Chile actuó rápidamente para trasladarlos a una incubadora e inspeccionarlos. Afortunadamente, los esfuerzos fueron exitosos, por lo que luego de nacer, viajaron hasta la Reserva Quimán en Futrono, donde fueron adoptados por un macho adulto.
Una historia de rewilding: rescate, incubación, traslado y adopción
Una vez que los huevos fueron rescatados, el director de Vida Silvestre de Rewilding Chile, Cristián Saucedo junto a la asesora Paula Herrera, analizaron y asistieron cuidadosamente cada uno de ellos en una incubadora. Luego de 17 días, nació el primer charito, polluelo de ñandú. Poco a poco, fue levantándose, agarrando fuerza y llamando a sus hermanos con un silbido a salir de sus huevos. Esta es la «sincronización para el nacimiento» que sucede en la naturaleza, la cual busca que los hermanos de nidada nazcan en un período de tiempo acotado, dado que luego el macho padre, responsable de empollar y criar a los polluelos, se levantará y saldrá a explorar con ellos, dejando atrás a los huevos que no hayan eclosionado.
Estos charitos tienen una misión muy importante: ayudar a revertir la extinción local de la especie en el Parque Nacional Patagonia. Pero para lograrlo, necesitaban ser adoptados por un ‘padre’ que los resguarde bajo el calor de sus alas, ya que son incapaces de sobrevivir solos de noche, por lo que viajaron hasta Futrono, donde se encuentra el centro de reproducción de la Reserva Quimán. Uno de sus machos con gran experiencia en paternidad, los acogió y les enseñará las conductas propias de la especie, hasta que estén listos para regresar a la vida silvestre.
A diferencia de otras especies, el macho de ñandú es el encargado de la incubación y protección de los charitos. Son padres sumamente dedicados y preocupados. Esta conducta de cuidado parental, en la que los machos están incubando o con sus charitos ya nacidos, permite que adopten con mucho interés aquellos que no provengan de su nidada.
“La naturaleza es nuestro aliado. Desde el 2014 estamos trabajando para proteger a esta especie, y gracias a ese aprendizaje hemos podido impulsar estas acciones de rewilding, dándoles una nueva oportunidad a este grupo de charitos, que cumplirán un rol crucial para enriquecer la variedad genética de la especie en el Parque Nacional Patagonia”, destaca Cristián Saucedo.
Revirtiendo la extinción local del ñandú en Aysén
Si bien esta ave icónica de la Patagonia está catalogada como preocupación menor por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el Reglamento de Clasificación de Especies Silvestres de Chile del Ministerio de Medio Ambiente señala que se encuentra en peligro de extinción en Aysén. Por lo mismo, es fundamental revertir esta tendencia, fortaleciendo su población al trasladar ejemplares de otros sectores para estimular una mayor variedad genética y, así, contribuir en la recuperación del ecosistema completo.
En la región, apenas subsisten dos poblaciones principales de la especie: una, en la Estancia Baño Nuevo en Ñirehuao, y, la otra, en el Parque Nacional Patagonia. Ambas se encuentran separadas por casi 200 kms. Por esta razón, el trabajo colaborativo tanto con la Estancia como con la Reserva Quimán es clave para prevenir su extinción local en esta área protegida. A través de estos esfuerzos se busca alcanzar una población adulta de 100 ejemplares, lo que permitiría una importante recuperación numérica de la especie, de su área de distribución y la restauración de la estepa, dado que actúan como dispersores de semillas.